miércoles, 18 de septiembre de 2013

La lectura en la universidad




              El artículo de Claudia Gilardoni trata algunos temas educativos que, desde nuestro punto de vista, es interesante estudiar y valorar. Pero también trata otros que no son necesariamente definitivos, a partir de ellos señalaremos una serie de apreciaciones.
     Estamos totalmente de acuerdo con la autora en señalar que el rendimiento académico de los estudiantes depende en gran medida de su competencia lectora. Y que las dificultades de muchos alumnos a la hora de abordar ciertas materias o contenidos académicos son explicadas por esa carencia en el desarrollo de su hábito lector, que imposibilita la comprensión de las lecturas académicas.  Sin embargo, según el estudio realizado, cada vez se lee con mayor frecuencia, ya sea por medios digitales o tradicionales, pero el índice porcentual no supera el 40% lo que indica que todavía queda mucho trabajo por hacer.
     Ahora bien por otro lado, según el mismo estudio la lectura es considerada una actividad beneficiosa para las personas, aunque esto sucede únicamente en la teoría puesto que en la práctica los libros, como por todos es sabido, no son la preferencia de la mayoría de alumnos.
      Por tanto, llegamos a la conclusión de que todo el mundo sabe que la lectura es una tarea positiva y a pesar de ello se lee poco. Así que a partir de ahora se deberá realizar un trabajo más complejo: hacer que los alumnos lean, pero no lo hagan obligados por el sistema educativo sino por puro placer. Solo así desarrollarán el hábito lector, mejorarán su competencia lectora y esto les llevará a optimizar su rendimiento académico. El problema surge en cómo conseguirlo. Pues bien, en nuestra opinión todo el entorno del alumno debería ser favorable a la lectura y no solo fueran los profesores quienes hablasen de ella. Tanto padres, madres como amigos y demás conocidos deberían ayudar a fomentar ese hábito lector, hacerlo parte de su día a día para que el alumno no relacione los libros únicamente con las tareas escolares. Por último, otra figura que destaca la autora para el fomento de la lectura es la de los bibliotecarios, diciendo que estos deberían formarse para ayudar a desarrollar ese hábito lector en los más jóvenes. En parte tiene razón, aunque desgraciadamente cada vez son menos los alumnos que acuden a las bibliotecas buscando consejo.
      En pleno siglo XXI, las TIC han sustituido con creces su papel, ofreciendo a los estudiantes una información mayor y más variada. El fomento de la lectura es tarea de todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario