El artículo de Ana Garralón sobre “Cómo analizar los libros
para niños” trata la dificultad de encontrar obras literarias de calidad para
el público infantil y juvenil.
La recomendación de lecturas de este género se lleva a cabo
desde las escuelas y son los docentes los encargados de modelar el gusto lector
de sus alumnos. Sin embargo, debido por un lado al gran excedente de producción
existente en el mercado, y por otro, a la falta de formación lecto-literaria de
los responsables de la educación, la mayoría de las veces la selección queda
influenciada por terceras personas, llamados críticos. Estos últimos, que no
siempre son filólogos, tratan de convencer mediante argumentos subjetivos a un
público adulto con escasas exigencias derivadas de la inexperiencia en este
ámbito, pero con la idea afianzada de querer transmitir el placer por la
literatura a los nuevos aprendices.
Por otro lado, la autora añade que la opinión pública escoge
obras gracias a referencias breves, a críticas que no profundizan en los
elementos del canon literario, y que además la mayoría de las veces no son
contrastadas con otras valoraciones debido a la falta de información. Se hace
indispensable, por lo tanto, un espacio común de opinión, análisis y crítica para
tratar de valorar las obras literarias infantiles y juveniles, con el fin de tener
instrumentos que posibiliten la selección cualitativa. Todo ello sin olvidar
que dichas valoraciones deberán ser redactadas por personas con criterio propio, lectores habituales con una opinión fundamentada
en años de experiencia y no simples evaluaciones
endebles que únicamente aporten puntos de vista personales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario